domingo, 17 de julio de 2011

reality vs. axpectations


No sé por qué será, o tal vez sí lo sé y me da un poco de lata explicarlo en esta ocasión, pero desde siempre me ha gustado refugiarme en creer que vivo una realidad que no vivo, no como los arribistas que viven pretendiendo que tienen plata, pero no tienen donde caerse muertos, si no que, ligado al mundo de la fantasía; es decir, por ejemplo cuando me fanatizo con algo, digamos que con una serie, como skins, me gusta creer que vivo en esa misma realidad, imaginar que estoy en Bristol, vivir la vida como si ese mundo fuera el mío y hacer propias las emociones de los personajes. En cuanto vi la tercera y cuarta temporada, supe que quería un amor como el de Freddie y Effy, obviamente quitandole un poco de drama, porque si bien me gusta el drama porque le da emoción a las cosas, tampoco me gusta en exceso. Pero, con un amor como el de Freddie y Effy, me refiero a esa complicidad que hay entre ellos, a esa parte infantil también, de hacer travesuras y jugar en medio de la calle, a esa pasión que hay entre ellos, además de lo mucho que me gusta la actitud del personaje de Effy y las cosas que dice, muchas veces me he sentido identificada con sus palabras. Sé que es ridículo tal vez, pero me consuela saber que tengo mis límites y que sé que no podría repetir algo así en la vida real (Osea, se puede, pero habría que estar bien enferma de la mente para hacerlo, y afortunadamente, mi nivel de locura no es tal).
Pero, el punto, es, lo mucho que me gusta vivir fingiendo que vivo otra realidad, pero todo dentro de márgenes sanos, obviamente eso no quita realidad a mi vida, ni me hace alejarme de la cordura. Creo que mantengo un sano equilibrio entre ambos mundos y ninguno interfiere con el desarrollo normal del otro, pero sí, confieso que me encanta. Y tal vez en otra vida viví o viviré de esa forma, porque me llama demasiado la atención.
No creo que sea la única persona en el mundo, ni que hayan pocas que hagan lo mismo que yo, porque es más fácil evadir la realidad y vivir en una burbuja siempre que nos sea posible, pero, el problema con llevar este estilo de vida, de vivir constantemente fantaseando (porque hay quienes lo hacen más, y quienes menos) es que cuando esperamos que las cosas sean como esperamos en el mundo real, muy pocas veces ocurre. Las expectativas que tenemos del mundo son tan de película, que, difícilmente se den en el mundo real. Y duele, molesta, pero, al menos, algo bueno que tiene la realidad, es que es eso, real. Se puede ser fantasioso, ser experto, fantasear recreando con lujo de detalle nuestros más preciados sueños; pero la realidad es una sola y por mucha imaginación que tengamos, nuestras fantasías nunca serán reales.

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