Voy a entrar en tu vida en silencio, lo más sigilosamente posible, para que no te despiertes de tu sueño de juventud. Voy a abrir despacito la puerta, voy a observar todo lo que haya a nuestro alrededor. Sí; puedo sentir el calor del sol entrando por tu ventana. Ahí estás durmiendo plácidamente como un bebé, y me provoca besarte con locura, pero debo mantener la calma para no asustarte. Traigo una maleta llena de flores, traigo sueños, traigo caricias, besos, llamadas de buenas noches y miradas de buenos días, traigo mis manos para sostenerte, para construir nuestro mundo, también traigo nubes, y palabras de apoyo para momentos difíciles, locura para las noches de verano y cordura para cuando sea necesario. Dejo mi maleta con infinitos elementos para mi estadía en tu vida, a un lado, sin hacer ruido.
Ahora recorro el espacio, tomando consciencia de mi propia existencia y de la de lo que me rodea, el aire es tibio, cada átomo me abraza acogedoramente.
Llego a tu lado, me siento en el borde de tu cama, y te contemplo como si fuera la primera vez, porque siempre es necesario volver a las sensaciones de la primera vez, para mantener vivas las emociones y los sentimientos, y así permanezco por varios minutos; me pierdo en ti, porque mantengo mi capacidad de asombrarme con cada pequeño detalle tuyo que descubro cada vez que te miro detenidamente. Me gusta. Me gusta perderme en ti, porque me gustas.
Después de observarte por tantos minutos, quisiera seguir haciéndolo eternamente, pero despierto y muevo mi mano lentamente y la poso en tu mejilla, y te acaricio suavemente, casi sin tocarte. Tu piel despierta mis más profundas ansias de amarte con todas mis fuerzas. Quizás nunca imaginé tenerte en mi vida, y tal vez eso es lo que ahora me mueve a quererte en ella, la idea de tu silueta apareciendo en mi vida de improviso y con ganas de quedarse. Estás despertando, y entonces me hago un espacio en tu cama, a tu lado, y me acuesto con mi cara hacia la tuya, para que cuando abras tus ojitos, me veas a tu lado. Y así ocurre, y entreabres los ojos para encontrarte con los míos, esbozas una sonrisa, y acaricias mi mejilla. Todo es perfecto, nos abrazamos, y soñamos juntos nuestro sueño de juventud, todo el tiempo que tenga que durar.
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